Fiesta en la que un ángel, encarnado por un niño, desciende surcando el aire hasta llegar a la imagen de la virgen, que tiene su cabeza cubierta con un velo negro, en señal de duelo por la muerte de su hijo.
El espíritu celeste se desprende de su velo, evocando con este gesto la alegría de la Resurrección de Cristo.
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